Hablar de Víctor Mirete, es
hablar de una persona nacida para crear, su imaginación desborda cualquier
posibilidad de imaginar que tengamos. Él supera, casi siempre, esas cosas que
solo les pasan a los genios.
Esta novela corta, relato
largo, o unas cuantas páginas que ya tenemos en nuestras manos, nos van hacer
sentir cosas que no sentimos nunca. La ira va a aflorar en nosotros, la empatía
por su protagonista, el agobio de la situación, el manso que no puede hacer
nada; te vas a poner en su piel, vas a sentir como invaden tu vida, pasarás de
la paz al arrebato, de la serenidad a la rebeldía más iracunda.
Una situación límite nos deja
perplejos, la ira nos aflorará en cada una de las distintas situaciones que nos
describe Víctor con su maestría con la pluma.
Nos hará pensar cuándo fue la
primera vez que nos dimos un beso, nos hará reflexionar, el porqué de nuestra
primera riña de pareja. O que sentimos oyendo mentiras de nosotros y no poder
contestarlas.
En nuestra cabeza se
ajustarán todas las piezas que ha ido construyendo a lo largo de la descripción
magnífica de los personajes, resaltando, con sus miserias, las verdaderas
realidades de las personas.
Hay que leerla hasta el final
para disfrutar de cada uno de los personajes variopintos que aparecen, con
retranca, con sarcasmo, con prepotencia, con ironía. Y el final, ese final…
Agradecer ahora, en este momento,
que este amigo haya confiado en mí para su prólogo, es todo un detalle de pura
compensación de cariño y respeto que nos tenemos.
Lectores, no paren de pasar
hojas de vivirlas como yo lo he hecho, ah y de aprender, que también hay
enseñanzas.
Asensio Piqueras
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