A José Cubero le conocí a través de las redes
sociales, que raro en estas fechas, y mi primera impresión, y sin conocerle
personalmente, fue la de una persona con un poso de madurez exquisita y de una sabiduría
muy fácil de escuchar, Por eso, cuando he tenido la posibilidad de tener en mis
manos MEMORIAS DE UN
NIÑO MURCIANO, he comprobado que, además de todo lo dicho, tiene la
facilidad de contarnos su vida con la facilidad del contador de historias.
Este libro está repleto de sus experiencias de
niño vividas en torno a su familia, a su barrio y su huerta murciana a lo largo
de su incipiente juventud.
En estos momentos en los que se desarrolla la
novela, la posguerra, tiene esa locura de la sencillez en todo, lo simple es
lo más importante, lo difícil lo hace fácil. Lo humano, lo ensalza por
completo.
Lleno de personajes que cubren su vida de
experiencias, el carbonero, el gitano, la panadera y muchos más que hay que
leer.
Su prosa es sencilla, con las palabras que aprendió
en el mundo en el que se desenvolvía, alguna preciosa, a mí me encanta. La construcción
de sus frases es la que se puede utilizar cuando un abuelo, como yo, les cuenta
las cosas a sus nietos. Me siento José Cubero en casi todas sus
páginas.
Hay que leerlo, es nuestra vida, es nuestra razón
de estar, es la forma de trasmitir a los que llegan lo que es su raíz.
Bella encuadernación, muy cuidada la edición,
y la portada un lujo del maestro José María Falgas.
MurciaLibro, puede sentirse muy orgullosa, y su director
Francisco Serrano Hernández, del trabajo bien hecho.
Sé que están en una segunda parte. Pues a
esperarla con muchas ganas.
Detalles
del producto
Tapa
blanda: 266 páginas
Editor:
MurciaLibro; Edición: 1 (22 de abril de 2016)
Idioma:
Español
ISBN-10:
8415516126
ISBN-13:
978-8415516125
Enlace de compra:
Descripción del producto
Las
cacerías de pájaros en el vergel de la huerta, los remotos aparadores y arcas,
el murmullo de las acequias, "aquel misal de pastas negras y duras",
las experiencias en las inevitables conejeras en las casas de la huerta o la
lonja, cuando aún estaba en San Andrés, son auténticas instantáneas que Cubero
nos propone con una prosa ágil y cercana, accesible, vibrante como las imágenes
que adornan sus páginas, orgullosa de aquellos recuerdos que el tiempo no
dulcificó, presentes con mayor nitidez desde la altura de los años, como un
bálsamo al que recurrir. Al que cualquier lector puede recurrir para conocer la
Murcia que se nos fue para no retornar nunca.
ANTONIO
BOTÍAS SAUS
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