Nunca había leído nada sobre
Murcia, nada de nada. Mea culpa. Nada de sus historias, nada de su gente, nada
de sus habitantes, los primeros. Nada, vamos ni una novela. Pero sí tenía
conocimiento, y mucho, de su historia, por lo que sí estudié en mi juventud, la
historia me apasiona. Y caer en mis manos
MURSIYYA, EL TALISMAN DEL YEMENÍ, ha sido toda una suerte, una suerte tener
de amigo a su autor Sergio Reyes, un escritor de largo recorrido, al tiempo,
una persona buena, una buena persona, con el corazón tan grande que a veces
tiene un bulto en el pecho.
De Sergio no voy a hablar
mucho más. Se pone rojo cuando se le dicen las verdades en la cara. Pero si voy
a hablar de él como escritor. Ha tenido la osadía de pasarse unos cuantos años
estudiando, investigando, organizando, verificando, controlando, y no sé
cuantos más «…ando» y le ha salido una obra redonda, historia pura de la
creación de la ciudad donde el nació. Historia novelada, sí, pero muy precisa en
cuanto a los temas reales que nos describe. Utiliza a los personajes para
guiarnos por los distintos pasajes de la historia con los saltos lógico en la
vida de una ciudad.
Personajes de anchura, muchos,
pero perfectamente orquestados y armados, encaminados por Omar, su
protagonista, en el principio del siglo IX, con un talismán que nos dará mucho
que leer. Y a mí me ha caído muy bien un personaje, al parecer, real e
histórico que es un cortesano de la corte de Córdoba, Nasr, un cristiano reconvertido
y castrado por represalia. No cuento más, pero será un hilo conductor además
muy concreto.
Nos lleva por un recorrido
geográfico maravilloso donde Córdoba tiene un principio lógico con unas guerras
civiles que dan comienzo, pero se pasea por media España y más centrada en la
zona murciana como Iyyuh, Lorca, Alcantarilla, Orihuela, Córdoba, Totana,
Alhama de Murcia, Mula, Valencia, Cartagena, etc.
Sergio escribe como lo
cuenta. Sencillo, dinámico, preciso, natural, con los tecnicismos lógicos de
este tipo de novela histórica, pero que las acotaciones al margen, pie de
página son a veces necesaria, o indiferentes según el tratamiento que el lector
quiera.
Y esto me lleva a decir que
esta novela puede ser argumento de estudio en las universidades, colegios o libro
de estudio. Nada hay que sea reprochables. Debe estar en cualquier estantería
de los amantes de la historia, bien murcianos o de la luna, donde esté la
curiosidad por la historia, ahí tiene que estar este libro.
Como dice Sergio: «¡Cuidado! Una vez que empieces “Mursiyya; el talismán del Yemení” no
podrás dejar de leer. Ni tampoco dormir.»
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